Pues conozco los planes que para ustedes tengo, dice el Señor. Son planes de bien y no de mal, para darles un futuro y una esperanza. (Jeremías 29:11 NBV)

Estos días han sido de celebración, todas nos hemos alegrado por la llegada del año nuevo, junto a familia, amigos e iglesia, dándole así la bienvenida al 2020. Deseamos lo mejor de Dios, para nosotras y para todos quienes nos rodean.

Además siempre un nuevo año trae consigo, esperanza, nuevos proyectos, metas y sueños, no sé si te pasa como a mí, pero cada vez que inicia un nuevo año me siento expectante de lo que vendrá.

Es habitual hacer “Un Resolución de año nuevo” (se conoce como resolución al acto y consecuencia de resolver o resolverse), por lo cual entre los enunciados más comunes apreciamos los siguientes:

• Ponerme en forma.
• Inscribirme al gimnasio.
• Ahorrar dinero.
• Pagar las deudas.
• Hacer un viaje.
• Encontrar un trabajo nuevo.
• Encontrar pareja.

Etc., ¡La lista es infinita!

Todas, cosas buenas en sí mismas (de hecho yo tengo varias de ellas en mi resolución 2020), pero quiero invitarte a que realices tu propia resolución, fijando tus metas en lo eterno y no solo en lo temporal.

Si bien es cierto, nunca podrás cambiar lo que está en el pasado, no obstante a ello, puedes afectar tú presente y modificar tu futuro, recuerda que las decisiones que tomes hoy, tendrán consecuencias eternas.

Si 2019 no fue un buen año, te alejaste de Dios, tomaste pésimas decisiones, te envolviste en las cosas de este mundo o bien viviste para ti, te invito a que te plantees vivir un 2020 centrada en Cristo, de mayor profundidad en él y que anheles ser guiada por su Espíritu Santo.

A continuación te daré solo algunas ideas que podrías considerar para tu “Resolución 2020”, bajo el lema ¡Año nuevo, vida nueva! (Cabe destacar que si nada haces, nada cambiará, ya que esto no es mágico, ni tampoco es pensamiento positivo, esto se trata de que debes tomar decisiones concretas para tu año y elegir lineamientos que perseguirás, durante todos los días).

Por ejemplo:

• Abrazar el sacrificio de Jesús y pedirle a Dios que cada día te revele más de ese glorioso intercambio. (1 Pedro 3:18)
• Acercarte a Dios con total confianza, orando cada día. (Hebreos 4:16)
• Leer, obedecer, creer, estudiar, memorizar y orar tu biblia. (Salmo 119:105)
• Confesar tus pecados, aún incluso los que quedaron bien guardados del año anterior. (1 Juan 1:9)
• Buscar discipulado personalizado y así caminar junto a una mujer más madura espiritualmente. (1 Tesalonicenses 5:11)
• Desarrollar intencionalmente el fruto del Espíritu en tu vida (más amor, más paciencia, más bondad, más mansedumbre, más humildad, más dominio propio, etc. Gálatas 5:22-23).
• Permanecer atenta y vigilante al contenido y tiempo en línea (redes sociales, YouTube, internet, etc.) Para así no malgastar tu tan valioso tiempo. (1 Corintios 10:23).
• Servir y amar a tu prójimo (familia, amigos, iglesia, compañeros, et., Mateo 23:11).
• Caminar la segunda milla cada vez que sea necesario. (Mateo 5:41).
• Amar sacrificialmente, cada día, cada mes, todo el año. (Lucas 10:27).
• Perseguir la santidad, en tus relaciones familiares, de amistad y sociales, que todo lo que hagas y digas glorifique a Cristo. (Hebreos 12:14).
• Involucrarte en el servicio en tu Iglesia local, convertirte en un aporte y apoyo para tus Pastores y Líderes. (1 Corintios 15:58)

Cuanto más profunda, sincera y rica sea tu relación con Dios, con tus propios ojos verás como Dios cumple los anhelos de tu corazón, de acuerdo a su voluntad y como te guía por sendas que jamás imaginaste, vamos amiga no te quedes de brazos cruzados, ora y haz tu resolución para el 2020. De la mano de Dios, te aseguro, vivirás un año increíble, el mejor que jamás imaginaste.

Amiga el año viejo quedó atrás, ¿Qué harás con tu 2020?

Por lo tanto, si alguien está unido a Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha quedado atrás y lo nuevo ha llegado! (2 Corintios 5:17  NBV)

Por Elizabet Ana Cornejo Gajardo.