(Basado en el taller “Librándome de la Culpa” impartido por Viena Guillén en la Conferencia Planeta Girl).

El sentimiento constante de culpa nos limita y no nos deja vivir el potencial que Dios tiene para nosotros. Pero… hay una verdad en medio de todo esto, debemos saber que la culpa en sí no es mala, la culpa es el resultado de nuestras acciones, es un hecho que no podemos negar y que varias personas en la Biblia lo experimentaron pero que luego de que muchos de ellos se arrepintieran, Dios los vistió de perdón y fueron hombres y mujeres que marcaron historia para Gloria de Dios. Por lo tanto, hay dos formas en las que el sentimiento de culpa viene y por el rumbo que permitas que ésta vaya será el resultado. Una, es en forma de remordimiento, aquí el enemigo te condena y te mantiene en ese sentimiento muchas veces perturbador. Y la otra forma, es en forma de redargüimiento, en el que el Espíritu Santo por medio de redarguirnos nos lleva al paso del arrepentimiento y experimentamos luego perdón y libertad.

En la Biblia tenemos ejemplos de estos dos rumbos de culpa. Por un lado esta Pedro, quien negó a Jesús y se sintió mal, pero luego, se arrepintió sometiéndose al Espíritu Santo y posteriormente llegó a ser uno de los fundadores de la iglesia primitiva. Por otro lado, tenemos a Judas quien sintió remordimiento, pero se ató a la culpa experimentando un final triste para su vida. Nosotros, también tenemos estos dos rumbos para permitir en nuestra vida frente a la culpa, pero uno de ellos es el que nos dará libertad. Para ello, te compartimos los siguientes consejos para vencer el sentimiento de culpa:

1. Arrepentirse y continuar. 1 Juan 1:9 dice “Pero si confesamos a Dios nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará y nos limpiará de toda maldad” (NBV). Al confesarlos en arrepentimiento, tendremos de parte de Dios el perdón para seguir adelante.
2. Toma la autoridad de Dios para tu vida. 2 Corintios 10:4 dice “Para destruir las fortalezas del mal, no empleamos armas humanas, sino las armas del poder de Dios” (NBV). Cuando venga a tu mente un sentimiento de culpa del cuál ya en arrepentimiento pediste perdón a Dios, ora con la autoridad que Dios te ha dado, declarando esa libertad y perdón que ya Dios te dio.
3. Cree en las promesas de Dios. Dios nos ha hecho justos por su sacrificio en la Cruz. Romanos 8:33 dice “Si somos los escogidos de Dios ¿quién se atreverá a acusarnos? Dios mismo es quien nos ha declarado justos” (NBV). Debemos creer que Dios nos hace justos.
4. Medita en tu identidad. Medita en que eres hija, redimida, perdonada, limpia,
salva, le hermosa creación de Dios, en que tienes la mente de Cristo, que eres la
niña de sus ojos, parte de la novia de Cristo. Todo esto lo logras transformando tu
mente y renovándolo a lo que ahora ya eres. Ya no eres el pecado pues luego de
entregarlo a Dios, eres una creatura redimida!