Esta mañana de domingo, mi esposo me regaló el silencio que toda madre requiere al menos una vez a la semana. Cuando se llevan a los niños a jugar o están dormidos, cuando eliges alejarte de los dispositivos, el trabajo e incluso las personas. Estar a solas con o sin música como tú prefieras; te regala momentos para escuchar tus pensamientos, hacer proyectos nuevos en casa, leer un libro, ver una serie, etc.

Yo amo hacer proyectos y cambios. Esta mañana fue el turno de mi casa, después de reordenar mi patio y encontrarle un lugar a la nueva parrilla para los asados fui al lavadero y encontré una olla con costra. Comencé a restregarla y entre el silencio de mi casa, el viento de los meses de marzo en El Salvador y el sonido del paste contra la olla, aprendí de mi abuela, que allí es donde Jesús te encuentra a veces. Nuestras vidas agitadas muchas veces nos boicotean para escuchar a Jesús y lo que Él quiere decirte hoy.

Acabo de cumplir 40 e inicia una nueva fase; no porque la edad sea significativa en sí, pues a cada una los momentos parteaguas de la vida nos llegan a diferente edad. Pero yo puedo decir que sí estoy en un momento parteaguas. Ya me casé, aún cuando de adolescente pensé que nadie me amaría, soy madre y profesional, trabajé en una transnacional, ahora en una ONG Internacional, creamos una compañía, he viajado en autobús, carro, a pie y en avión, he comido y aguantado hambre, intentado suicidarme y aprendido a disfrutar la vida cumpliendo mi propósito, me he reproducido en otros y en mi hija.

Ahora que escribo estas líneas a cualquier #chica #adolescente puedo decirle que si tienes a #Jesús de tu lado puedo garantizarte que: “¡Todo estará bien!”

Ahora volviendo a la olla, mi conversación de hoy con Jesús fue: “Y ahora que todo lo que me dijiste que pasaría en mi adolescencia y juventud se ha cumplido ¿Qué viene?” ? Y Él me contestó: “Disfruta plenamente tu hoy como restregas esta olla; sigo quitando costras en ti y aún te falta más por brillar»

 Inicio mi siguiente década con la decisión de intensificar mis silencios para oír más al Maestro que es tan creativo para comunicarse, incluso mientras restregas una olla.

Escrito por Jazmín Castellón.