¿Te has preguntado alguna vez cómo se siente estar a tu lado, lo que significa tener que pasar horas de trabajo y de estudio contigo? Si te calificaras del 1 (la peor nota) al 5 (la mejor nota) en tu manera de relacionarte con todos los que te rodean, ¿cuál sería tu puntaje?

Sé mejor de lo que eres. Proponte mejorar en tus relaciones, así seguramente cautivarás a tus jefes por tu gran capacidad de trabajo colaborativo, conquistarás con facilidad al chico que te gusta, tus amigos buscarán tu compañía porque les hace bien estar contigo, tu familia te extrañará durante tus viajes, te será sencillo hacer nuevas amistades, ¡y hasta tu perro meneará la cola de felicidad cuando te vea!

Sé mucho más atractiva de lo que ya eres. En definitiva, tu modo de ser conquista, atrae, te abre puertas de oportunidades y te ayuda a mantener tus relaciones.

Seamos muy buenas o no tan buenas relacionándonos con otros, podemos desarrollar y fortalecer nuestra capacidad de llevarnos bien con los demás, así nos evitaremos grandes dolores de cabeza por malos entendidos y conflictos innecesarios y podremos comunicarnos mucho mejor.

Reconozcámoslo: no siempre es sencillo llevarse bien con otras personas; algunas pueden parecernos muy complicadas, pero sí es posible aprender algunas habilidades que pueden ayudarnos a mejorar o fortalecer la forma en que interactuamos con ellas.

Escucha más de lo que hablas

Escuchar es una de las habilidades sociales básicas que nos ayudan a relacionarnos en profundidad con los demás, a que se sientan atendidos, respetados y considerados, aunque debemos reconocer que puede ser en ocasiones un tanto difícil. La razón es que la escucha requiere nuestra atención.

Atender es desenfocarnos de nosotras y de nuestros intereses para volcarlos hacia alguien. Esto puede ser más desafiante para unas más que otras; también podría depender de si eres una chica orientada a las personas u orientada a los objetivos, y esto tiene que ver con tu personalidad. De igual modo, sea fácil o no para ti, se requiere parar para atender a otros en sus asuntos. Eso les hace tan bien a ellos como a ti, y además te permite forjar amistades y relaciones significativas que perduran: así como lo recomienda Santiago 1:19, hay que ser rápidos para escuchar y lentos para hablar.

El poder de esta habilidad social es que lograrás entender mejor a los demás, se conectarán contigo y tú tendrás más posibilidades de alcanzar lo que quieres. ¿Quién no desea esto?

Escrito por Karen Lacota, Libro Decisiones de Mujer.