No hagas de la soledad tu mejor amiga
Todavía recuerdo que cuando era adolescente tenía mis momentos en donde quería estar sola, me alejaba de todo y de todos, quería que mis oídos solo escucharan “nada”, me refugiaba en el silencio y en la soledad.
Mi mamá se molestaba porque me decía que andaba depresiva y melancólica, yo ni siquiera le ponía atención porque pensaba que hablaba de más o que como mamá sólo agrandaba las cosas que para mí eran buenas.
Siendo sincera, me gustaban esos momentos en donde no quería estar con nadie y si lo pienso bien ahora, que estoy más grande, esos momentos o silencios no me ayudaban de nada.
Me encerraba en la soledad, la escuchaba y solo le daba espacio a que la voz de mi alma o corazón me hablaran, a veces solo lloraba sin saber lo que me pasaba, ni yo entendía bien porque estaba así de triste, en mi mente solo había una invasión de pensamientos negativos, vacíos, egoístas, la soledad era mi mejor amiga, porque, aunque no traía consigo cosas buenas, ella me hacía sentir “bien”, porque le daba rienda suelta a mis emociones y dramas existenciales.
Meditando en esto ahora que soy una mujer casada y que mi caminar junto a Cristo me ha llevado a madurar y a ver las cosas completamente distintas, puedo ver como muchas veces uno cae en este vicio de querer estar sola, y no es que querer tener un momento a solas sea malo, el punto está, en ¿que haces en ese momento de soledad?, lo utilizas para pensar en ti misma, para quejarte, llorar por rabia, por injusticia, por aburrimiento, tantas cosas se podrían mencionar que vienen a la mente en esos momentos en que compartes tiempo con esta amiga, que en el fondo no te llevan a nada, solo le dan espacio a esos malos sentimientos para que crezcan y se arraiguen dentro de ti.
La soledad puede tener varias causales, puedes estar sola por decisión propia, por un aislamiento impuesto por la sociedad, enfermedades contagiosas o hábitos socialmente distraídos. Pero concentrémonos en la decisión propia, cuando yo escojo esa amiga (soledad), cuando le doy los espacios necesarios o cuando siento el deseo profundo en mi corazón de estar con ella.
No es bueno estar solo, ese fue el pensamiento de Dios cuando había creado al hombre y quiso darle una ayuda idónea. Cuando le damos un enfoque negativo a los momentos de soledad, eso puede traer malas consecuencias.
Pero qué pasaría si le damos un enfoque positivo, cada día le agradezco a Dios porque cambió ese hábito que estaba arraigado en mí, era parte de mi vida, pero Dios me hizo entender que mis momentos a solas podían ser más provechosos, me llevó a conocer y a disfrutar mis tiempos a Solas Con Él.
Cuando venía la angustia yo me refugiaba en Él, cuando venía la pena lo buscaba a Él, cuando me sentía sola me aferraba Él, y me llevaba a sentirme bien, a sentirme aliviada, acompañada.
Nunca estuve sola, Dios siempre estuvo y está conmigo, solo que yo no lo veía, después lo entendí. Dios dice en su palabra que “Él prepara un hogar para los solitarios, también nos dice en Isaías 41:10 “No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de mi justicia”.
En los momentos a Solas con Dios podemos reflexionar antes de decidir, podemos orar tranquilas, analizar los desafíos que tenemos y los caminos que tomaremos. También podremos aprender a valorar a las personas, ahí Dios nos puede llevar a tomar conciencia del valor de quienes nos rodean, y lo más importante, en nuestros tiempos a solas podemos conocer de otra manera a Dios, Jesús mismo se retiraba a lugares solitarios para estar con el Padre y él mismo experimentó esa soledad negativa cuando estaba allí en la cruz cargando con nuestros pecados, dolores, enfermedades y también nuestra soledad.
Antes de entregar por completo su vida no pensó en sí mismo sino en la soledad que sus discípulos podrían sentir y les dijo: Juan 14:16-18 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.
Si buscas entender que no estás sola y aprovechas esos tiempos a solas en Dios para enfocarte en Él, llenarte más y más de Él, sin duda se convertirá en un tiempo de crecimiento y productividad.
Que tu mejor amigo sea Jesús, que en tus momentos a solas sea Él tu compañero.
Por Karen Quiroz
- Posted by Planeta Girl
- On enero 29, 2018
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