¡Por cosas de la vida el otro día mi hermanito (un encanto de varoncito de 8 años) me acompañó a la iglesia, y aún que estaba jugando parecía que estaba más concentrado que muchos en lo que hablaban ese día!

El tema era «la protección De Dios», y nos habían pedido que hablemos y contemos de alguna situación en la que realmente sentimos la protección De Dios y hubo un silencio un poco largo en la clase y antes de que la primera persona se anime a hablar me dice mi hermanito (sutilmente con un codazo), «tienes que contar lo que paso el otro día y como Dios te cuido» (un pequeño accidente que pase) y bajo la excusa de «cuando terminen de hablar los otros voy a contar» deje pasar pero como todo niño, no dejo de insistir.

Mi hermanito escucho en casa de ese pequeño accidente cuando le contaba a mi mamá, y en ese momento su respuesta ya fue «Dios siempre va a cuidarte».

¿Por qué decidimos que otros hablen? ¿Por qué nos es más fácil callar? Cuando volví a pensar en unos segundos, me di cuenta como Dios me guardo no sólo físicamente sino incluso mentalmente porque no dejo que mis nervios salten primero (cosa que si pasaba todo iba a ser peor) pero por sobre todo me di cuenta de que todo lo que contamos le da la Gloria a Dios, y cuando dejamos de hacerlo, le robamos la Gloria a El.

¿Entonces, que tan fácil es callarnos? Es tan fácil como robar, porque le robamos la Gloria al Rey de Reyes, pero sin duda, como todo robo, tiene una consecuencia.

¡Lo que te haya pasado, aún que te parezca mínimo o «suerte» va a producir en otras personas que le den la Gloria a Dios!

«Jesús les contestó: —Les aseguro que, si ellos se callan, las piedras gritarán.»

San Lucas 19:40 TLA

El mensaje VA a llegar por que aún cuando decidimos callar por vergüenza o temor, las piedras gritarán.

No dejemos que las piedras griten, no le robemos la gloria al Rey de Reyes.

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Por Adri Navas.