Un amor que no tiene comparación
Pero Dios es tan rico en misericordia y nos amó tanto que, aunque estábamos muertos a causa de nuestros pecados, nos dio vida con Cristo, pues solo por su gracia somos salvos.
Efesios 2:4-5
Creo que a la mayoría de las mujeres se les pasó por la cabeza en algún momento de la vida encontrarse con un príncipe azul, este personaje que se originó en varios cuentos de hadas. La misión de este príncipe es ir al rescate de una dama en apuros, enfrentando una búsqueda incansable para poder liberarla de algún hechizo malvado, un príncipe valiente, de buen parecer y con una buenísima situación económica.
Cuando se generaba un amor en estos cuentos, era algo bien irreal, porque se veían solo una vez, se enamoraban, luego enfrentaban un par de problemas hasta que fueron felices por siempre, algo bonito, emotivo y fantástico.
Bueno, yo ahora quiero hablar de un amor real, un amor vibrante, donde hay pasión, entrega total, un amor misericordioso, bondadoso, que no hace nada indebido, un amor que no es egoísta, un amor inagotable, que es capaz de derramar sangre por atraer a una dama en apuros, una dama que ha sufrido desilusiones, frustraciones, soledades, y tormentos por vivir lejos de este gran amor
Jesús, ese es el nombre del protagonista de este gran amor, Él fue enviado por su Padre a una gran misión, venir en rescate de muchos.
Imagínense esta escena en donde podamos contemplar un extraordinario y maravilloso cambio en un miserable pecador, cuando el amor y la gracia del Salvador vienen al rescate de su vida, wow que maravilloso, algo que no podemos comparar con nada.
“Eso sí es amor verdadero. No se trata de que nosotros hayamos amado a Dios, sino de que él nos amó tanto que estuvo dispuesto a enviar a su único Hijo como sacrificio expiatorio por nuestros pecados”. 1 Juan 4:10-12
Jesús dio su vida por amor, no bastó el dolor, la humillación, se dio por completo tomando nuestro lugar al morir, la verdad es que merecíamos todo lo malo, castigo, muerte, pero Él lavó nuestras culpas y dolores dentro del inmenso mar de su gran amor.
Nadie puede amar así, yo me pregunto ¿Jesús que amor es este?, amor que me conquistó, amor que me salvó.
La verdad, es que humanamente podemos amar y ser amadas, con amor real, que dure y se exprese de muchas maneras, pero este seguirá siendo un amor imperfecto, pienso en mi vida cuando estuve lejos de Jesús, una vida vacía, llena de inseguridades, pensando siempre que aquella persona con la cual pudiera estar, algún día me iba a fallar, siempre tenía ese fantasma del desamor.
Pero Dios vino con su gran amor y como un poderoso huracán derribó todas mis inseguridades y pude ver que había un amor real, un amor lleno de misericordia que se renueva cada mañana, un amor que no tiene comparación y caí rendida experimentando el amor verdadero.
Algunas veces las personas ofrecen voluntariamente su vida por aquellos que consideran ser dignos de ello – un amigo, un familiar, otras personas “buenas” – pero el amor de Cristo va más allá de eso, excede todo. El amor de Cristo se extiende hasta aquellos que son los más indignos. Él voluntariamente llevó el castigo de aquellos que lo torturaron, lo odiaron y se revelaron en Su contra, a quienes Él no les importaba, aquellos que eran los más indignos de Su amor.
Entonces, el sacrificio es la esencia del amor santo, llamado el amor ágape, no un amor sexual ni romántico, ni de una amistad o amor fraternal, sino un amor que implica fidelidad, compromiso y un acto de la voluntad, un amor como el que describe 1 Corintios 13, que todo lo puede, todo lo espera, todo lo soporta, un amor que nunca deja de ser.
Este es un amor como el de Dios, no un amor como el del hombre, un amor sin comparación, un romance que perdura por siempre.
Por Karen Quiroz
- Posted by Planeta Girl
- On septiembre 8, 2019
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