(Basado en el taller el “Reto de Reflejar mi Fe” impartido por Daniela Barrientos en la Conferencia Planeta Girl)

1. Negarse a sí mismo

A veces nuestro corazón quiere compartir el evangelio, pero en nuestra mente está primando el miedo al rechazo, miedo a la burla…etc. Dios en Mateo 16:24 nos invita a negarnos a nosotros mismos si deseamos ser sus discípulos.

“Y dijo luego a los discípulos: ―Si alguien desea seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame”. Mateo 16:24 (NVB)

La mejor forma de lograr esa negación de nosotros mismos es fortaleciendo nuestra relación con Jesús, pasando tiempo con él, creciendo en su Palabra pues de esta manera empezamos a apasionarnos por las cosas que a Él le apasiona superando los obstáculos. Lo conocemos, lo seguimos y lo imitamos y por amor a Él nos disponemos a tomar riesgos.

2. Hacerlo con la ayuda del Espíritu Santo

En nuestras propias fuerzas no podemos hacerlo. Necesitamos la ayuda del Espíritu Santo sino solamente serán buenas intenciones.

Lucas 4:18 “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para dar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado para anunciar libertad a los presos y dar vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos”

Tenemos que ser conscientes que el Espíritu Santo nos unge para compartir el evangelio. No estamos solas. Pidamos su unción y confiemos que él se moverá en nosotros y a través de nosotros.

3. Dando pasos de Fe

Una vez nos disponemos a negarnos a nosotros mismos y oramos para que su presencia nos acompañe, lo siguiente es dar el paso de Fe. Es atrevernos a abrir nuestros labios e ir a donde Dios nos está impulsando a ir.

Del otro lado de un paso de obediencia, fuera de tu área de comodidad, hay milagros que están a punto de suceder, pero hay que dar el paso de Fe. Probablemente no siempre veremos resultados inmediatos o en el transcurso experimentemos rechazo, pero no permitamos que esto nos impida enseñar nuestra Fe.

“Como pueden ver, la fe por sí sola no es suficiente. A menos que produzca buenas acciones, está muerta y es inútil” Santiago 2:14-17 (NVB)