Deshazte de la culpa
Estaba tirada en el piso frente a Jesús, dedos acusadores la apuntaban, hiriendo aún más el miserable corazón de quién vivía envuelta en un mundo de suciedad y perversión.
¿Qué podía decir para defenderse? ¡Ellos la vieron pecar! ¿Había algún argumento que podía exponer para salvar su alma de la muerte segura, a la cual sabía que enfrentaría? Pues planeaban matarla a piedrazos, como acostumbraban en aquél tiempo.
No le quedó más que enmudecer y suplicar, tal vez, en lo íntimo de su ser, por un milagro.
¡Entonces sucedió! Quién esté libre de pecado que tire la primera piedra _dijo Jesús_ desbaratando cada dedo acusador levantado en contra suya.
Cada persona en ese lugar dejó de mirarla para mirarse a sí misma.
¡Qué sorpresa! El alma que se creía santa encontró que no era como pensaba; halló al mirarse a sí misma, mentiras, envidias, robos, maldad. ¡No podía llamarse libre de pecado! El alma pecadora que sabía que era pecadora se dijo a sí misma: ¡No estoy en posición de acusar a esta mujer!
¡Entonces todos miraron a Jesús! Limpio, puro, transparente. Era el único que podía acusar, destruir y castigar a esta mujer por su mal proceder. Pero Él la miró, la perdonó, ¡y no sólo eso! Le encomendó una tarea especial, ¡no peques más!
Imagino a la mujer abriendo los ojos grandemente en señal de sorpresa. Pensando quizá: ¿No sólo me perdona sino que me da la oportunidad de cambiar? Me da el voto de confianza para empezar una nueva vida… hace mucho había olvidado que puedo vivir una vida digna y limpia, lejos del pecado… ¡hoy se me abrieron los ojos!
Querida amiga que estás leyendo este texto, yo no sé cuál o cuáles errores han marcado tu vida, tal vez sea adulterio como el caso recién comentado, o fornicación, envidia, robos, drogadicción, chismes, etc. Quizá no tomen piedras para apedrearte y matarte, pero cada palabra de acusación que la gente levanta contra tu vida, sean como piedrazos que destruyen tu corazón.
Quiero dejarte este mensaje: ¡Deshazte de la culpa! Sea cual sea la situación que estés viviendo, el único que puede acusarte hoy, Jesús, te dice: ¡te perdono, vete y no peques más!
Por Lisys Figueredo de Vargas
- Posted by Planeta Girl
- On enero 22, 2018
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