¡El mejor regalo! Jesús nuestro Salvador
“Porque nos ha nacido un niño, se nos ha dado un hijo y él tendrá el gobierno sobre su hombro. Estos serán sus títulos de realeza: «Admirable», «Consejero», «Dios poderoso», «Padre eterno», «Príncipe de paz». Su siempre creciente y pacífico reinado no acabará jamás. Gobernará con perfecta equidad y justicia desde el trono de David su padre. Traerá verdadera justicia y paz a todas las naciones del mundo. Esto ocurrirá porque el Dios Todopoderoso se ha empeñado en realizarlo”. Isaías 9:6-7
Conocer un bebé recién nacido es una experiencia muy linda, cuanta ternura se puede observar en un bebé, inocencia, vulnerabilidad, desprotección, ya que es tan pequeño y no sabe nada de la vida.
Pensando en los nacimientos y las alegrías que estos traen para sus padres y quienes le rodean, me puse a meditar en aquel nacimiento que no trajo consigo sólo alegría, sino que trajo esperanza, para un mundo que estaba perdido, envuelto en delitos y pecados, el hombre, que había tenido la oportunidad de hacer las cosas bien obedeciendo, optó por desobedecer y llevar una vida lejos de Dios.
Pero como Dios es tan rico en misericordia, y como su amor nunca se agota, su hermoso y maravilloso plan desde el principio no se vio frustrado por el hombre, Él se empeñó a realizarlo.
¡Gloria a Dios por eso!, porque, aunque el hombre pecó, Dios tenía un plan de redención para restaurar su vida.
Hace más de 2000 años en forma de bebé nació el hijo de Dios (el mismo Dios), él habitó entre nosotros, caminó en medio nuestro siendo cien por ciento hombre, pero también cien por ciento Dios, no hubo pecado en Él, sin embargo, Él cargó con todos nuestros pecados.
El bebé del pesebre, Poderoso, Fuerte, más fuerte que cualquier enemigo de este mundo, nació para cambiar la historia, la Navidad fue marcada por aquel nacimiento, un guerrero había nacido invadiendo un mundo en tinieblas.
En tiempos de navidad muchas veces lo que está mas lejos de las mentes es Dios, se piensa en muchas cosas, en lo que se quisiera hacer o se quisiera obtener, sin embargo, no hay espacio para pensar en Él. Estamos en un mundo que está enfocado en el propio “Yo”, un mundo egocéntrico que sólo está consumido por cosas temporales, y eso lo podemos ver en las noticias, cuanta destrucción, horror, hambre, maldad, suicidios, asesinatos, la maldad está destruyendo el mundo, hay una inundación de maldad que está arrasando con todo, y a veces la iglesia se ve tan débil luchando, es importante cambiar nuestra perspectiva, y no enfocarnos en las cosas que suceden sino que poner lo ojos en aquel salvador Poderoso que nunca ha perdido su poder.
Para el mundo, la Navidad es símbolo de regalos, compras, afán, ansiedad, no entienden que hay un verdadero sentido, que no tiene que ver con cuanto compras, o cuanto gastas, no tiene que ver con los regalos, a veces se pierde tanta energía queriendo complacer o regalar a quienes más puedas, no, ese no es el sentido.
Hace mucho tiempo que con mi esposo tomamos la decisión de que la Navidad no sería para andar de compras, a veces hasta se sentía la presión de tener que regalar algo porque alguien lo estaba esperando, finalmente terminábamos agotadísimos y se gastaba mucho dinero.
No dejamos de hacer regalos simplemente porque no queríamos gastar, sino porque de verdad vimos que la esencia y enfoque es otro, reflexionar y vivir ese día, conmemorando una de las mejores fechas que puedan existir, un niño nació para ser dado por Dios.
“Dios amó tanto al mundo, que dio a su único Hijo, para que todo el que cree en él no se pierda, sino tenga vida eterna”. Juan 3:16
Un regalo tan preciado nos fue dado para que pudiéramos ser redimidas de todos nuestros pecados, de todas nuestras maldades, a la edad de 33 años murió voluntariamente aquel hombre que vino en forma de bebé a este mundo, murió en una cruz, por ti y por mí, por amor entregó su vida, Jesús fue a la cruz y se entregó por completo, se separó de su padre para entregarse por cada una de nosotras y darnos justicia, redención y santificación.
Estábamos separadas de Dios, por causa de nuestros delitos y pecados, nuestro destino era la muerte, pero ese maravilloso regalo que hizo el padre, de entregar a su único hijo para que diera su vida por nosotras, marcó la historia, marcó nuestras vidas, Jesús pagó ese alto precio, esa deuda que ninguna de nosotras podía pagar.
Ahora, que maravilloso es mirar a ese bebé del pesebre, rodeado de paz, un Dios poderoso, un Salvador.
Jesús fue el mejor regalo que podíamos recibir.
Por Karen Quiroz
- Posted by Planeta Girl
- On diciembre 22, 2019
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