Génesis 37:3-5 NBV “Israel (Jacob) amaba más a José que a sus otros hijos, porque José le había nacido en su vejez. Un día Jacob le regaló una túnica de mangas largas. Los hermanos notaban que su padre prefería a José. Por eso, llegaron a odiarlo y no le podían hablar en buenos términos. Una noche José tuvo un sueño y se lo contó de inmediato a sus hermanos, lo que hizo que estos lo odiaran aún más.

Jacob expresó su amor por su hijo José al darle un trato preferencial. El favoritismo de Jacob hacia José sobre sus otros hijos estaba mal, esto alimentó el odio de los hermanos hacia José quienes conspiraron para matarlo, impidiendo que sus sueños sean posibles de cumplir. Por razones prácticas, decidieron venderlo y engañar a Jacob para que pensara que una bestia salvaje lo había matado.

Sin embargo, a pesar del plan de los hermanos, Dios mantuvo a José vivo y seguro en Egipto. Irónicamente, al vender a José, sus hermanos ayudaron a que el proceso de Dios se active y de esta manera José pueda llegar al palacio y ver el cumplimiento del sueño que Dios le dio.

La historia de José y sus hermanos nos alienta a reconocer la soberanía de Dios en los asuntos de la vida y a confiar en sus promesas sin importar cuán obscuro sea el día. En este drama podemos aprender del dolor de Jacob, la pureza y generosidad de José, la vergüenza y el remordimiento de sus hermanos.  

Pero en esta ocasión específica me quiero enfocar en lo que, en mi parecer, fue la clave del éxito para que la historia de Josué sea una de la cual podemos aprender. Esta llave fue la reacción de José cuando el rechazo y abandono tocaron su corazón y el enemigo quiso matar el propósito de Dios para su vida.

José el soñador, al verse traicionado por sus hermanos, pudo reaccionar de diferentes maneras negativas, ya sea de manera consciente o no él pudo generar resentimiento, odio, ponerse un “caparazón” como un mecanismo de autodefensa, pudo aislarse de todos para cuidar su corazón y pudo volverse una víctima de la situación quejándose de todas las situaciones y lugares en los que estuvo.

Así como José muchas veces nosotros experimentamos rechazo de nuestras familias, amigos, iglesia, novio, etc, y de esta manera, tenemos la opción de abrir una puerta al enemigo para que éste llene nuestros pensamientos con juicio, mentira, soledad, etc.

Proverbios 29:25 NBV “El temor al hombre es una trampa peligrosa, pero la confianza en el Señor trae seguridad”

La actitud diaria que debemos tener frente a situaciones duras es la decisión de ofendernos o no. De entregar todo el control de las situaciones a Dios quien hará justicia, quien nos defenderá porque nos ama y tiene conocimiento de todo lo que pasa alrededor nuestro. La venganza es de Dios y no de nosotros y con ésta paz podemos vivir seguros en El.

Cuando decidimos no ofendernos y perdonar nos libramos de una raíz de amargura que traerá problemas internos en nuestra alma o muchas veces en nuestro propio cuerpo.

Lucas 17:3-5 NBV nos dice: Así que, ¡tengan cuidado! »Si tu hermano peca, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo. Aun si en un día peca siete veces contra ti, y siete veces regresa a decirte: “Me arrepiento”, perdónalo». Luego los apóstoles le dijeron al Señor: ―¡Haz que nuestra fe aumente!

José paso por muchas pruebas difíciles que podrían justificar la amargura en su corazón pero la decisión de perdonar a sus hermanos hizo que no sólo el fuera salvado, sino que toda su familia se libró de perecer de la hambruna que azotaba la tierra en ese tiempo. La actitud  de José nos anima a orar para tener un entendimiento del poder del perdón en nuestras vidas que hará posible que podamos experimentar la libertad que Dios desea para nosotros.

El perdón no es un sentimiento, es obediencia, es la lección que Jesús nos enseñó cuándo fue crucificado, olvidado, rechazado , abandonado y perseguido. Hagamos del perdón un estilo de vida para disfrutar la libertad que Dios quiere para nosotros en este tiempo de nuestras vidas.

Escrito por Susana Vallejos.