EN ÈL Y NO EN LO QUE ÈL HACE
“La FE es la seguridad de recibir lo que se espera, es estar convencido de lo que no se ve”. (Hebreos 11:1 NBV)
“FE no es saber que te depara el futuro, sino que poseer la convicción de saber quién es AQUEL que conoce tu Futuro (DIOS)”
Dios conoce tu final desde el principio, él conoce tu historia completa, nada se le escapa, nada queda fuera de su control, nunca algo lo toma “por sorpresa”. Sin embargo él te extiende la invitación a que cada día, puedas depositar toda tu FE, en él y solo en él.
Una de las características más hermosas de la vida cristiana, es que somos un pueblo que confía absolutamente en las palabras de su Dios; que camina en medio del desierto sin morir de sed, que cruza el mar pisando en tierra seca y que lo ve calmar la tempestad o cambiar hasta la circunstancia más adversa.
A mis 18 años me detectaron miopía y astigmatismo, en aquel entonces poseía un grado muy bajito, pero que con el tiempo aumentó poco a poco.
A mis 20 años comencé a utilizar lentes de contactos, lo cual me facilitó el hacer cosas que con los anteojos, me eran muy difíciles, no obstante a ello, cada año que acudía al control, oraba antes de entrar a la sala con el médico, pidiéndole a Dios que hiciera un “milagro”, que me sanara los ojitos.
Han transcurridos más de 10 años y hace un par de semanas nuevamente asistí a mi rutinario control, pero a diferencia de los años anteriores, esta vez deposité mi FE y total confianza en el Señor, creyendo que él tiene cuidado de mí y que sea cual sea el resultado él estaría conmigo.
Para mi sorpresa, la enfermedad se había detenido por completo, en ambos ojos, casi di un salto de alegría y un grito de júbilo ahí frente al doctor ajajaja, porque no lo esperaba, realmente Dios me sorprendió, pero saliendo de la clínica escuchaba como el Espíritu Santo me ministraba, recordándome que muchas veces había depositado mi FE en el “milagro”, y no en el que es poderoso para hacer los milagros (DIOS).
Mi FE estaba puesta en la acción que Dios podía hacer (sanidad), pero entendí que mi FE debía estar en Dios. En él y no en lo que él hace.
Amiga con esto quiero animarte a que examines y evalúes si tu FE está o no en Dios (él es el objeto de una FE correcta), porque la línea es fina y puedes caer en depositar tú Fe en cosas, personas, circunstancias o aun en los milagros (como lo hice yo). El problema de esto es que muchas veces las cosas no resultan como las esperas, por ello corres el riesgo de caer en angustia, enojo, desilusión y desanimo, dando lugar al enemigo, quien probablemente te susurrará al oído que Dios es malo y que no te ama, intentará que creas que Dios se olvidó de ti.
Toda tú preocupación termina, cuando comienza tú FE genuina en Dios.
La fe genuina solo se fortalecerá por el oír de la palabra de Dios, no por los noticieros, ni redes sociales, ni diagnósticos médicos, ni siquiera por las buenas intenciones de otras personas, ni por charlas motivacionales, la FE viene por el oír, el oír de la palabra (la biblia).
Para meditar: ¿Tienes una FE genuina?, ¿Estas alimentando tu FE por medio de la palabra?
“Mantengamos fija la mirada en Jesús, pues de él viene nuestra fe y él es quien la perfecciona” (Hebreos 12:2 NBV)
Por Elizabet Ana Cornejo Gajardo
- Posted by Planeta Girl
- On diciembre 9, 2019
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