Escogiendo el camino de la gratitud
A lo largo de mi caminar con Dios una de mis oraciones que siempre están presentes es “Señor quiero tener un corazón agradecido”, y es que es tan fácil avanzar en tu día a día olvidando todas aquellas cosas que llegan a tu vida y no detenerte a pensar que muchas veces ni las mereces.
La gratitud es un sentimiento de estima y reconocimiento que una persona tiene hacia quien le ha hecho un favor o prestado un servicio, por el cual desea corresponderle.
Y meditando en esto dije a misma wow que profundo es esto y porque muchas veces no nos detenemos a reconocer y mostrar nuestro afecto a quien nos ha dado todo.
El amor de Dios es tan grande, que nos entregó a su único hijo para que muriera por cada una de nosotras, Jesús se despojó de su vida, de su condición divina para ir a la muerte, tanto dolor, tantas heridas por amor, un amor que no se agota, un amor que está siempre presente y que impide que algo nos falte, Él nos dio todo, nos regaló su vida, nos dio salvación, nos dio sanidad y restauración, tanta bondad y misericordia dentro de una persona.
Pero en el día a día vamos recibiendo cosas, enfrentando circunstancias que nos hacen muchas veces desenfocarnos y caer sin darnos cuenta en la ingratitud.
Detectar la ingratitud no es fácil porque nuestros corazones nos engañan sutilmente y nos hacen creer que merecemos todo, nuestro corazón es engañoso.
La ingratitud es el resultado de un corazón orgulloso, pecaminoso y que no sabe atribuir la gloria a Dios, es un corazón que tiende a volcarse en sí mismo, enfocándose sólo en el “Yo”.
1 Tesalonicenses 5:18 – Sean agradecidos en toda circunstancia…
Aquí la palabra de Dios nos insta a ser agradecidas en todo, y todo significa todo. Nada queda fuera de esto, ni siquiera lo negativo, y es que es tan difícil agradecer en los momentos difíciles, los momentos en que las cosas no salen como esperas, cuando te sientes triste, cansada, desanimada, cuando te sientes enferma, defraudada, se podrían mencionar tantas cosas.
Dios nos dice que debemos ser agradecidas en todas las circunstancias que vivamos, agradecidas de las personas que tenemos cerca, agradecidas de lo que tenemos, porque todo proviene de su mano.
Mis padres se separaron cuando yo era una adolescente, ese fue un golpe tremendo para mí, yo estaba acostumbrada a que mi padre me consintiera en todo, y yo siempre estaba contenta porque tenía lo que quería, pero, tenía un corazón ingrato, no miraba lo que mi papá hacía por mí, sólo estaba enfocada en el dolor del abandono del hogar y ni siquiera me detenía a agradecer su preocupación, su cariño.
Cuando Cristo llegó de verdad a mi vida, me confrontó con esas actitudes, y muchas otras cosas que no veía en mi forma de caminar, no le vi el valor a las personas que me ayudaban, aconsejaban, personas que querían mi bien, Dios me sacó la venda de los ojos y me arrepentí.
Ahora día a día practico el dar gracias a Dios, por el alimento, la vestimenta, el agua para poder tomar un rico baño, por mis amigos, familia, mi hogar, mi esposo, todo cuanto tengo, le doy la gloria a Dios.
Leí una vez que la ingratitud es el suelo para que crezcan muchos otros pecados, yo escogí trabajar para tener un suelo limpio, y que de mi boca salgan siempre palabras de agradecimiento.
Y sigo trabajando, para tener un corazón agradecido.
Por Karen Quiroz
- Posted by Planeta Girl
- On diciembre 4, 2017
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