La semana pasada leí una historia bíblica que me pareció súper interesante; la cual se encuentra en el capítulo 13 del libro de 1 Reyes. Allí se nos narra la historia de un profeta de Judá, quien recibió una palabra de Dios para entregarla al rey Jeroboam. Además de la palabra de Dios para el rey, el profeta tenía la clara instrucción de NO comer ni beber, en ese lugar.

Todo marchaba a la perfección, hasta que un anciano de Betel salió a buscar al profeta y lo engañó, indicándole que Dios le había dado una palabra para que lo llevara consigo a su casa y comieran juntos (todo lo contrario a lo que Dios le había instruido).
Estando en la casa del anciano, el profeta recibió la reprensión y sentencia de Dios, por su desobediencia.
Y el profeta emprendió la marcha, pero mientras viajaba solo, salió un león y lo mató.
Su cuerpo quedó en el camino. 1 Reyes 13: 24-25 NBV
(Te recomiendo que leas el capítulo completo de esta particular historia)

Lo que más llama mi atención, es que el protagonista de la historia era un profeta de Dios, quien evidentemente escuchaba al Señor y fue lo suficientemente obediente como para ir y entregar un duro mensaje a un rey tan terrible como lo fue Jeroboam, sin embargo, no supo discernir, ni identificar el engaño. Engaño que lo llevó a la muerte.

El engaño es la acción de inducir a alguien a tener por cierto aquello que no lo es, dar a la mentira apariencia de verdad o producir una ilusión.

Al igual que el profeta, tú y yo gozamos de una relación con Dios.
Sin dudas, nosotras podemos escuchar al Señor y por su gracia obedecerle. Sin embargo constantemente somos expuestas y nos enfrentamos a un enemigo sigiloso, astuto y sutil, llamado engaño.

Si somos realistas, acordaremos que nuestras redes sociales están empapadas de engaño. Por doquier encontramos personas que fingen tener una vida y cosas que en realidad no tienen o están muy lejos de obtener. Pero más allá de lo externo, necesitamos ser cuidadosas y convertirnos en verdaderas guardianas de nuestro propio corazón, para no ser engañadas.

En medio de una sociedad cada vez más superficial y consumista, tú y yo necesitamos con suma urgencia cultivar una relación con Dios, no a nivel intelectual, sino relacional. Cuanto más profunda sea tu relación con Dios, con mayor facilidad podrás discernir los engaños que golpeen a la puerta de tu corazón.

Amiga querida, NO tienes que lucir como las chicas de Instagram, ni bailar como las chicas de Tik Tok, tampoco debes vestir, ni tener una casa como las de Pinterest.
¡Cuidado! NO caigas en los engaños de este mundo. Jesús es la verdad que necesitas conocer y en quien necesitas profundizar.

Jesús es el camino, la verdad y la vida. Juan 14:6 NBV

De manera práctica: Ora al Señor y pídele que te muestre todos los engaños que has creído, para que su Espíritu Santo te haga libre. Libre de todo engaño, ilusión o falsa apariencia de este mundo.

Escrito por Elizabet Cornejo Gajardo.