Perdonar es sanar
Lucas 7:47 “Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama”
¿Alguien te dañó y piensas que nunca más podrás perdonarlo porque se llevó parte de tu vida? ¿Esa pareja rompió en pedazos tu corazón y lo tiró en el tacho de la basura?
Muchas veces nos resistimos a la idea de perdonar y nos resulta re difícil entregar nuestro perdón al que a nuestro parecer ni siquiera lo merece.
Tu actitud debería de ser: Dios, tu sabes lo que he pasado, tú has visto cada ofensa, cada herida, cada lágrima; hoy decido no estar amargada, ni resentida, intentando hacer que la gente me dé lo que no tiene. Dios, lo dejo en tus manos. Sé que tú prometiste que zanjarías mis casos. Dijiste tú me pagarías el doble por cada injusticia. Por ello, libero a toda mi familia, a mis amigos, a mis compañeros de trabajo, de ministerio, y pongo toda mi confianza y esperanza en ti.
Si liberas a las personas y dejas de pensar que te deben algo, tu vida iría a un nuevo nivel.
Puede que te hayan ofendido, y que todo haya sido culpa de ellos, pero es su culpa que no puedan pagarte.
Si pasas tu vida intentando conseguir de ellos lo que solo Dios te puede dar, arruinarás todas tus relaciones, y lo más triste de todo es que llevarás esa mochila de falta de perdón en cada paso que des.
Jesús en Mateo 18:23-25 nos habla de la parábola de los talentos y dice “no pudo pagar” no dice que no quería pagar, sino que no pudo hacerlo, no tenia los medios para pagar.
Si siempre buscas que las personas paguen por las ofensas que cometieron, llevarás una vida de frustración.
El perdonar no se trata de sentimientos, sino que se trata de una decisión que te conviene más a ti que a la otra persona. Perdonar es una acción liberadora pues mientras no perdonamos no solo estamos atados a la infelicidad, sino que el no perdonar te enferma del cáncer de la amargura y su objetivo es autodestruirte.
En el antiguo imperio romano cuando un asesino era encontrado culpable, el castigo por su crimen era amarrarlo a la persona que el mismo había asesinado pues al poco tiempo, el cuerpo del muerto se descompondría y terminaría matando a su asesino.
La falta de perdón actúa de la misma forma sobre nuestras vidas, es como si estuviéramos cargando un muerto sobre nuestras espaldas que nos va contaminando por dentro poco a poco.
Los discípulos de Jesús se acercaron a Él y le hicieron la pregunta milenaria: “¿Cuántas veces debo perdonar? Jesús respondió: “Hasta 70 veces 7” que en otras palabras significa “siempre”. Si no dijo que siempre debíamos perdonar es porque siempre van a ocurrir situaciones en las que debamos de perdonar y no una vez, ni dos y mucho menos como yo pensaba antiguamente: “A la tercera va la vencida” y luego de eso “No vives para contarla”, pero tampoco podemos ser implacables.
Cuando se me hace difícil perdonar, pienso en todo lo que he sido perdonada por Dios y quito el candado de la cadena.
Estoy segura que una ofensa crea autodefensa en nosotras, nos volvemos desconfiados de todos, y vivimos a la defensiva. Quizá no entiendas el por qué debas perdonar, pero el perdón es el remedio para tus heridas más profundas. ¡Inténtalo!
¿Cómo puedo perdonar?
1. Buscando a la fuente de amor que es Dios para que con su ayuda puedas hacer lo que en tus fuerzas no puedes. Es necesario que también puedas aprender a exteriorizar tu dolor, porque guardándolo dentro de ti, lo único que logras es amargarte y llenarte el alma de odio y resentimiento.
Mira tus cuentas, tus ofensas, como pagadas. En lugar de intentar cobrarlas de quienes te hicieron daño y pensar que te las deben, mira ese sello y la marca de la cuenta como pagada.
Así cuando veas a la persona que te ofendió, pon el sello de pagado en tu imaginación.
Es muy liberador saber y decir “nadie me debe nada. Puede que me hayan ofendido, puede que me hayan herido, puede que me hayan robado mi niñez, puede que me hayan tratado mal, o que me hayan quitado mi dinero, pero no busco que las personas me paguen. Estoy en la nómina de Dios y Él me pagará” ¡Dios no es deudor de nadie!
2. Tomando la iniciativa de perdonar porque así la otra persona, aunque no lo merezca, igual sanará tu alma. Marca su cuenta como pagada ¡Suéltala!
Dios zanjará tus casos, debemos perdonar para ser libres, si perdonas Dios te pagará el doble.
Isaías 61:7 “Disfrutarán de una doble honra en lugar de vergüenza y deshonra. Poseerán una doble porción de prosperidad en su tierra, y una alegría eterna será suya”
Nosotras algunas veces odiamos lo que alguna vez más amamos, porque el odio es la consecuencia de un amor que se enfermó al sentirse traicionado. Y perdonar no es fácil, pero en la vida siempre es mejor perdonar y olvidar, que odiar y recordar.
Las aerolíneas ahora te cobran el equipaje, lo mismo sucede con la vida, tú puedes llevarte el equipaje de un lugar a otro, pero debes tener en cuenta que te va a costar, un equipaje lleno de amarguras, quejas y resentimientos es muy pesado de cargar. Sino perdonas, te costará la felicidad y el gozo diario. Si llevas amargura, te costará tu paz.
Yo decidí colgar el abrigo de “me deben algo” en el altar de Dios y caminar en el día sin cargas.
Marcos 11:26 “Cuando estén orando, primero perdonen a todo aquel contra quien guarden rencor, para que su Padre que está en el cielo también les perdone a ustedes sus pecados.”
Puede que digas que quienes te han ofendido no merecen ser perdonados. Quizá no, pero tú sí. Si no les perdonas, tu Padre Celestial no puede perdonarte a ti.
Pedir perdón requiere humildad, madurez y valentía. ¿Por qué no sueltas el equipaje? ¿Por qué no cuelgas el abrigo? ¿Por qué no marcas esas cuentas como pagadas?
Martín Luther King dijo: “Si no tienes el poder para poder perdonar, no tienes poder para amar”.
Decide ser feliz, por ello decide sanar y olvidar porque la vida avanza y no puedes quedarte anclado en el pasado. Ama y perdona tal y como lo dijo Jesús en sus últimas palabras cuando lo estaban matando… Padre: «Perdónalos porque no saben lo que hacen», en los momentos de mayor angustia Jesús perdonó, perdona tú también a través de su gran ejemplo.
Decide buscar a Dios para sanar tus heridas, confiesa conmigo que “nadie te debe nada” Dios es tu justicia, Él te pagará el doble de gozo, el doble de paz, el doble de favor y el doble de victoria.
¡Llegó el momento de liberarte y seguir adelante!
- Posted by Planeta Girl
- On septiembre 11, 2017
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